domingo, 20 de octubre de 2024

La estrategia del engaño Mariam Vicente



 Mariam Vicente   es una escritora  que tiene  la virtud de crear historias  interesantes , y sorprendentes,  tal como pude comprobar  en su libro de relatos   "Naufragio

En esta primera  novela , finalista del premio  Azorín, nos lleva a un ambiente  rural , un poco al estilo  de Delibes pero con visión actual  tanto en el estilo como en la construcción  de los personajes  Narrada a través  de un personaje  fundamental,  Don Tomás  quien de alguna manera es el artífice de la historia sin casi pretenderlo.

Todo pasa por su mirada para crear un pequeño universo de engaños y sentimientos de personas  arrastradas por las circunstancias -la Guerra Civil de fondo- y en un ambiente  presiddoo por la moral de la época. Una delicia su lectura  que en parte pude distrtar en alguno de los escenarios en los que trancurre: La Mancha, en toda su crudeza,  el frío,  la pobreza, y el ambiente  opresivo de un pueblo al uso. Muy recomendable  la lectura  de esta excelente  novela para saborear poco a poco

La estrategia del engaño Mariam Vicente

 Mariam Vicente   es una escritora  que tiene  la virtud de crear historias  interesantes , y sorprendentes,  tal como pude comprobar  en su libro de relatos   "Naufragio

En esta primera  novela , finalista del premio  Azorín, nos lleva a un ambiente  rural , un poco al estilo  de Delibes pero con visión actual  tanto en el estilo como en la construcción  de los personajes  Narrada a través  de un personaje  fundamental,  Don Tomás  quien de alguna manera es el artífice de la historia sin casi pretenderlo.

Todo pasa por su mirada para crear un pequeño universo de engaños y sentimientos de personas  arrastradas por las circunstancias -la Guerra Civil de fondo- y en un ambiente  presiddoo por la moral de la época. Una delicia su lectura  que en parte pude distrtar en alguno de los escenarios en los que trancurre: La Mancha, en toda su crudeza,  el frío,  la pobreza, y el ambiente  opresivo de un pueblo al uso. Muy recomendable  la lectura  de esta excelente  novela para saborear poco a poco

lunes, 28 de noviembre de 2016

Limites en los niños








Para un niño tener puntos de referencia claros sobre lo que debe o no debe hacer
es tan vital como alimentarse. Para él tener claros los límites educativos es importante
por tres motivos:

  • Porque le ayuda a entender e integrar las normas que rigen el mundo en el que vive.
  • Porque le ayuda a sentirse seguro.
  • Porque les ayuda a “portarse bien”, a ser “mejores personas” y, por lo tanto, a tener un buen concepto de sí mismos.
Un sistema de normas estable le ayuda a saber predecir las consecuencias de su

propia conducta. Le ofrece la seguridad de saber a qué atenerse en todo momento.
No os quepa la menor duda de que vuestros límites le dan seguridad al niño; sin ellos
el niño se siente perdido. Todo ser humano necesita unos puntos de referencias. Los
niños inseguros y temerosos son aquellos hijos de padres muy permisivos o que tienen
un criterio educativo incoherente (hoy te castigo por esto, mañana lo considero una
gracia). “Si yo no tengo claro por dónde me tengo que conducir, si no tengo claro qué es
lo que está bien y qué es lo que está mal, me siento perdido”. Los niños sin disciplina
sufren mucho. No creas que te va a querer menos por negarle o prohibirle ciertas cosas,
le hace bien saber que eres tú, y no él, quien decide.
Los niños que consiguen manejar a sus padres a su antojo desarrollan una
aparente seguridad en sí mismos que se disipa en cuanto salen del hogar. Parece como
si su experiencia vital les llevara a la siguiente reflexión inconsciente:
“Mis padres son los que me tienen que defender de los peligros del mundo, si yo
hago con ellos lo que quiero ¿en qué manos estoy?”
Muchos padres piensan que si son exigentes con sus hijos, éstos les querrán
menos, se rebelarán y no habrá quien los domine. Por lo general, les sorprende que ante
una mano firme pero cariñosa, sus hijos respondan relajándose y portándose bien.

Los niños necesitan límites y normas claras y se sienten más seguros y más
cómodos interiormente cuando los tienen.
Los niños desean portarse bien, porque portarse bien les hace sentirse válidos y
buenos niños. Algunos padres son excesivamente blandos, modifican sus castigos ante el
llanto de sus hijos y se dejan convencer con facilidad para tomar una decisión que en el
fondo no desean o que sospechan que no es educativamente correcta. Estos padres
volubles ante las protestas de sus hijos, no se dan cuenta de que cambian constantemente las normas de casa. Cuando actúan así, dejan en manos del niño toda la responsabilidad de decidir portarse bien o mal. El niño tiene tentaciones de dejarse  llevar por lo que le apetece y dejar las responsabilidades a un lado, si los padres tienen  un planteamiento coherente que les ayude a ajustarse a las normas, vencer este deseo es  más fácil. ¿Te costaría igual llegar al trabajo si no tuvieras que fichar? , ¿trabajarías  horas extras si no estuvieran bien pagadas?.




Igual que nos sucede a nosotros, al niño le resulta más fácil portarse bien si tiene
los límites claros y si tiene incentivos que le animen a hacerlo. Cuando un niño se porta
mal, aunque no lo manifieste abiertamente, se siente malo y su autoestima se deteriora.
Los padres que saben poner límites son mucho más eficaces y dan más seguridad
que los que temen hacer uso de su autoridad (no se debe confundir autoridad con
autoritarismo). O los que cambian sin cesar sus principios educativos. En este último
caso, el niño siente una gran inestabilidad y confusión, no sabe a qué atenerse y su
conducta se vuelve estresante e insoportable. Tiene necesidad de unas normas claras y
estables, dictadas por vosotros y que vigilaréis.
El respeto a las reglas es asunto de ambos progenitores. Ambos padres han de
ponerse de acuerdo y formar un frente común delante del niño. Cuando no existe
acuerdo en cuanto a las pautas a seguir (normas, premios, castigos,...) el niño lo
aprovecha y consigue salirse con la suya.
Las normas y los límites noson un medio para controlar a los niños oconseguir que éstos obedezcan a los adultos, sino unmétodo que les ayuda a integrarse en la sociedadmostrándoles patrones de conductas socialmente admitidasy, por consiguiente, también las que no lo son.
Para una buena convivencia tanto familiar comoescolar es necesario establecer normas y límites.A los niños les gustan los límites, hacen que sesientan seguros. Pero también intentan ponerlos aprueba para ver si estamos hablando en serio.
Cuando los niños fuerzan los límites es importante que padres y profesores se mantengan firmes y no cedan a todo tipo de chantajes afectivos, que pueden entran en juego en ese momento. Los límites no son sinónimo de castigo sino de enseñanza, marcan lo que se espera de nosotros y así nos es más fácil agradar a los demás con nuestro comportamiento.
Además, ayudan a los niños a asumir el control de su comportamiento y a ser
responsables de sus acciones (no olvidemos, que la responsabilidad se aprende). Por
tanto, podemos estar seguros de que los niños de todas las edades deciden cómo se
comportan y ajustan su comportamiento en función de las respuestas que reciben o de
las consecuencias de sus actos. Hoy en día, muchos padres y madres viven esclavizados por "la tiranía" de los hijos, haciendo todo aquello que ellos quieren sin poner ningún límite a su conducta. Las normas son necesarias para la convivencia familiar y para la posterior integración
de los niños en la sociedad, y una vez establecidas deben ser cumplidas, ya que de lo
contrario los niños o adolescentes pueden pensar que no tenían verdadera razón de ser.
A la hora de establecer límites, los padres deben tener como criterio establecer unas normas claras, razonables y adecuadas a la edad del niño; evitar ciertas actitudes  como pueden ser la sobreprotección, el autoritarismo o la pasividad; y por último, no deben olvidar ser coherentes con dichas normas respecto a su cumplimiento, fijando y aplicando refuerzos y sanciones, y siendo nosotros mismos ejemplo de las mismas. La existencia de normas es muy importante para el adecuado desarrollo del niño. Una de las primeras necesidades del niño es la de seguridad. El niño educado sin disciplina se muestra inseguro e indeciso. Las normas ayudan a poner límites a los impulsos y comportamientos, así como a crear conductas sociales y saludables. Además, aumentan el autocontrol de la persona. Imponer unos límites claros y coherentes, aunque sea complicado e ingrato, es más que necesario. Normalmente, a los padres les resulta más fácil o cómodo decir "sí" a todo aquello que piden los hijos o dejarles hacer lo que quieren, pero decir un "no" a tiempo también es conveniente y necesario. De esta manera, enseñaremos a los niños a interiorizar unas normas y conseguiremos transmitir una disciplina que harán suya desde pequeños hasta que, progresivamente, se responsabilicen de su comportamiento.

¿Cómo deben ser las normas?
1. Claras. El niño tiene que saber claramente lo que se espera de él. La norma debe
establecer qué tiene que hacer, cuándo hacerlo, cómo hacerlo y qué consecuencias
supondrá su cumplimiento o incumplimiento. Por ejemplo, es preferible decirle al niño
“quiero que permanezcas sentado en tu silla hasta que termines de comer” que decir
“pórtate bien”.
2. Deben ser aplicadas indistintamente por el padre y por la madre, independiente del
estado de ánimo y de quien esté presente en ese momento. Si no le permitimos saltar en
el sofá cuando hay visitas, tampoco debemos permitírselo cuando estemos solos.
Debemos mantener la palabra tanto en los premios como en los castigos. Por ello no
debemos prometer algo que no podamos cumplir.
3. Debemos seleccionar pocas normas pero necesarias. A menor edad, menos normas.
4. Que sean razonables y fáciles de cumplir. Por ejemplo, a un niño muy activo, no
podemos pedirle que permanezca quieto durante una hora leyendo.
5. Si es posible compartidas y no impuestas. Respetarán mejor las normas si han
participado en su diseño.
6. Coherentes, a todos por igual, incluidos los padres. No podemos pedir a nuestros
hijos que no digan palabrotas si nosotros no somos capaces de evitar decirlas.
7. Revisables y evaluables periódicamente. Por ejemplo la hora de acostarse puede ir
modificándose con la edad.
¿Cómo dar órdenes?
1. Asegurémonos de lo que queremos decir. A veces somos demasiado rigurosos con
nuestros hijos, pidiendo demasiadas cosas que no son realmente necesarias, lo que da
más oportunidades al niño de desobedecer. Es bueno pararse a pensar en la importancia
de la orden antes de darla. Una vez que damos la orden es importante que el niño
cumpla lo que le pedimos y si es necesario apoyaremos su cumplimiento. Si pedimos al
niño que recoja sus juguetes y acabamos recogiéndolos nosotros, difícilmente nos
obedecerá en el futuro.
2. Digamos, no preguntemos. Las órdenes en forma de pregunta dan al niño la opción de
negarse a obedecer. Es preferible decirle ayúdame a poner la mesa que ¿quieres poner
la mesa?
3. Hagamos que sea fácil de cumplir. En niños más pequeños a veces tenemos que
limitarnos a una sola orden, aunque necesitemos que el niño realice varias tareas. Si la
tarea es compleja para él, podemos dividirla en varios pasos para que pueda cumplirla,
elogiando cada paso. Por ejemplo si un niño está aprendiendo a vestirse solo, podemos
elogiarle por cada prenda que sea capaz de ponerse.
4. Asegurémonos de que nos escucha. Sin un contacto visual no podemos estar seguros
de si nos han oído. No conviene dar órdenes a gritos de una habitación a otra, ya que el
niño puede estar tan concentrado en la actividad que esté realizando que ni siquiera nos
escuche.
5. Si queremos estar seguros de que recibe y entiende nuestra orden debemos eliminar
todas las demás distracciones (televisión, música, videojuegos...)
6. Conviene asegurarse de que ha entendido lo que le hemos ordenado. Para ello
podemos pedirle que nos repita la orden que le hemos dado.
7. Debemos considerar el tiempo. A veces es necesario decir al niño de cuánto tiempo

dispone para realizar la tarea. 

martes, 8 de noviembre de 2016

La Voz de la experiencia en Radio UMH Teatro y 750 aniversario del Raval de Elche



En el programa de hoy hemos hablado del teatro y demás artes escénicas y de  la celebración del 750 aniversario de la fundación del Raval de Elche,con Reme Pomares,presidenta de la asociación de vecinos Raval Nou de Elche y el periodista Jose Corrales



 Si te lo has perdido puedes escucharlo en este enlace
http://audiovisuales.umh.es/consulta-audiovisual/pages/detalleContenido.xhtml?idContenido=261200

viernes, 14 de octubre de 2016

Hoy a RADIO UMH volvemos con LA VOZ DE LA EXPERIENCIA!!
Programa dirigido por Carmen Pomares y Fran Sanz. Hoy han estado con nosotros los colaboradores habituales, José Payá y Manuel Hidalgo, que nos cuentan en su sección “El baúl de los recuerdos” varios aspectos del emprendimiento ilicitano de los años 60 y 70. Además, entrevistamos a Laura Gómez, presidenta de AITEAL, una asociación comprometida con los niños y jóvenes con trastornos del espectro autista y dificultades en el lenguaje.

La Voz de la Experiencia es un programa que apuesta por el envejecimiento activo; un espacio de participación para jóvenes y adultos en el que se pretende dar cita a todas las generaciones.

Si te lo has perdido lo puedes volver a escuchar en:http://audiovisuales.umh.es/consulta-audiovisual/pages/detalleContenido.xhtml?idContenido=257347