lunes, 25 de noviembre de 2013

25N Dia Internacional contra la violencia de género.Revisando una ley





La ley de Marga
En estos 25 años de práctica profesional en el ámbito de la psicología clínica, he tenido ocasión de atender a muchas mujeres que han acudido a consulta. Cuando a mediados de los años noventa, una mujer tenía cita en salud mental con múltiples síntomas psicosomáticos y ansiedad generalizada como diagnóstico principal, sabíamos que era un caso habitual del psicólogo.  Entonces no existía la Ley de protección integral a víctimas de violencia de género. Ni siquiera se hablaba de violencia de género, como mucho se incluía como circunstancias añadidas el maltrato o “dificultades en la relación marital”. 
Volviendo la vista atrás me doy cuenta que aquellas mujeres que reiteradamente acudían a consulta con síntomas similares, remitidas desde psiquiatría y sin mejoría en el tiempo, eran lo que hoy consideraríamos víctimas de violencia de género.
Puedo hablar de Margarita, una mujer menuda de mediana edad que relataba sus dificultades con su familia y en el que el tema principal era “que nadie la valoraba”.  Esta queja inespecífica la  ejemplificaba en diversas situaciones domésticas de su quehacer cotidiano –era ama de casa exclusivamente- . “Si hago la comida, nadie lo reconoce. Cuando todo va bien, perfecto, pero si Marga está mal todo es culpa mía”, alegaba la paciente.  Jamás hablaba de malos tratos, o de la violencia que sobre ella ejercía su marido. Todo parecía recaer en ella y en sus extrañas manías.  Un día que acudió su marido a consulta, me di cuenta de la violencia verbal que la mujer recibía y la coacción sobre Margarita.
En un intento por mi parte de limitar su agresividad verbal y poner coto a su actitud,  se marchó de la consulta echando pestes. En la siguiente sesión apareció Marga con un moratón en el brazo y en la cara, y me dijo que “el cafre de su pareja” le había comentado “este para ti, y este para la psicóloga”.  Con sendos golpes nos había victimizado a las dos; a mí moralmente más de lo que él pudiera imaginar.
Con este caso y otros muchos más que en aquella época ocurrieron, quiero explicar que la desgracia del maltrato a la mujer por parte de su pareja es tan antiguo como el mundo, pero en España empezamos a ponerle nombre y a tomar medidas a partir de 2004; año en el que apareció la Ley de protección integral sobre violencia de género.
No quiero decir ni mucho menos que esta norma haya sido una panacea, ni siquiera que haya hecho disminuir la incidencia de casos, pero reconozco que ha habido un antes y un después. La sociedad se ha concienciado; las víctimas pueden reclamar y el maltratador puede ser señalado como tal y, muy lentamente, la víctima puede dejar de sentir que está sola.
Personalmente, con esta ley y su clarificación del concepto de violencia de  género, he iniciado mi particular cruzada. A través de los aspectos psicológicos y criminológicos de la violencia hacia la mujer, he podido hacer llegar a distintos colectivos el conocimiento de esta triste realidad que he conocido desde distintos ámbitos. He hablado de las diversas teorías que explican el fenómeno; de las características de la víctima, de las tipologías del maltratador, de qué es el maltrato…
El apoyo a la víctima ha sido prioritario, bien atendiendo casos concretos tan terribles como el relatado,  bien formando colectivos y mujeres o concienciando a mi entorno profesional de la crudeza del maltrato.
No quiero ponerme mérito ninguno, porque me siento impotente ante este hecho como el caso  de Marga. A mí también me golpea cuando una mujer sufre malos tratos y no puede ni sabe cómo recibir ayuda, y sigo abogando por paliar la soledad y el miedo de las personas que sufren la violencia del maltratador. 

Queda mucho por hacer por parte de colectivos- profesionales de la seguridad y sanitarios, gobernantes, medios de comunicación y población en general -implicados en el tema, que siguen manifestando su falta de sensibilidad al no emplear el esfuerzo suficiente  en  ayudar a  las víctimas.  
 Fuente :aportación personal al Libro de Chesca Llorens "Una Isla silenciosa"  editorial Walking away Library  Pictografía (2013)   Colección  www.nobelbook.com

lunes, 11 de noviembre de 2013

Diabetes e intervención psicológica

              


La diabetes es una de las enfermedades crónicas que más requieren la colaboración de la psicología para ayudar a que la persona se adapte al tratamiento y favorecer una buena     evolución. Muchas son las variables psicológicas que pueden incidir en la diabetes  entre ellas el estrés, y algunas características psicopatológicas  de los pacientes como la  depresión, que si se ha mostrado que es un factor que empeora el control de glicemia.
Las características de personalidad  también influyen en el control metabólico. Se ha demostrado que las personas con alta evitación del daño y dependencia de la recompensa, responden peor al control de la glucemia. En este caso concreto estas características de personalidad dificulta la relación  paciente – sanitario y el seguimiento continuado de pautas de tratamiento. Algunas alteraciones de personalidad  tales como inestabilidad emocional,baja autoestima,relaciones basadas en dependencia; facilidad para el descontrol de impulsos y dificultades para tolerar la frustración, complican  el control de glucemia  en el paciente

La adaptación a la enfermedad  incluye aspectos dinámicos en el que influyen tanto la personalidad del paciente como la relación familiar y del entorno.
 Las variables que predicen una adaptación eficaz  a la enfermedad son entre otras : 

  • La atribución del paciente sobre los síntomas, gravedad,costes-beneficios del tratamiento y percepción de autoeficacia hacia el tratamiento.
  • El nivel de ansiedad.
  • Estrategias de afrontamiento adecuadas.
  • Apoyo socia.l
La evaluación se realizara sobre estos aspectos, a través de cuestionarios  de percepción de  autoeficacia, estrategias de afrontamiento;análisis de atribuciones  sobre el control de la enfermedad  y escala de apoyo social
El tratamiento adecuado se planificará en función de las características de personalidad, el nivel de adaptación y el manejo de estrategias de afrontamiento.
El tratramiento una vez recabados los datos de la evaluación  es el que
yo aplico en consulta: Reestructuración cognitiva y resolución de problemas ante los pensamientos catastrofistas hacia la enfermedad.
Ante altos niveles de ansiedad , la relajación muscular.
Las situaciones amenazadoras respecto a la enfermedad se resuelven eficazmente con técnicas de habilidades sociales y entrenamiento en asertividad, así como el entrenamiento en autoobservación para detectar los riesgos que pueden llevar a una actuación inmediata  (como es el caso de  la hipoglucemia).