martes, 13 de enero de 2015

Pasta a la "cellentana" Relato culinario

La vida nos había cambiado desde hacía algo más de un año. Después del accidente de tráfico, se hizo todo cuesta arriba... ¡Uf! tener que retomar las recetas y volver a guisar. Además, la situación económica, ahora que no trabajaba, me hacía ingeniar menús asequibles.
Alejandro ya no se quedaba a comer al colegio, así que al mediodía empezaba mi tarea que, con el tiempo, se iba haciendo más agradable.
Hoy toca pasta con alcaparras y anchoas. Mientras llegan a casa, pongo la olla en agua y un chorrito de aceite de oliva; y cuando rompe a hervir, el farfale ¡Qué bonito, son mariposas! Mejor cambiar los macarrones por algo más poético.
Pongo la radio y escucho a Azzurro de Celentano. "Oigo silbar sobre los tejados" Dice Adriano mientras los fogones de mi cocina azulean como su tarde.
El agua hierve, y la pasta, ya está "al dente". La retiro y en la sartén frío el tomate rallado; unos tomates maduros; rojos; sabrosos. Al menos un kilo.
Burbujea el tomate, y el rico puré va cogiendo la consistencia deseada. "A fuego lento se hace mejor", pienso.
Mientras, me asomo a la ventana a esperar. Oigo a los niños que llegan de la escuela...
Añado al sofrito una cucharada grande de alcaparras. Alejandro dice que no le gustan, pero yo siempre le digo que las aparte.
La salsa está casi hecha. Troceo las anchoas. Con una lata es suficiente. Me gusta que estén lustrosas y . Mmmm (en aceite de oliva).
¡A la sartén!
Sigo rallando un poco de queso que quedaba en la nevera. Me como un trocito. "Qué bueno". Llaman a la puerta. Es Alejandro, que llega y pregunta "¿qué hay de comer?".
Pasta con anchoas.
Vale, pero eso verde no me lo pongas.